lunes, 26 de abril de 2010

PARROQUIA, COMUNIDAD QUE RE-DESCUBRE SU FE


La comunidad parroquial no es sólo “casa y escuela de comunión” (NMI 48), sino que se convierte en un lugar privilegiado para que los dones y carismas espirituales se desarrollen eficazmente, es así como van surgiendo movimientos que constituyen un valioso aporte en la realización de la Iglesia particular.

Para aprovechar mejor los carismas y servicios de los movimientos eclesiales es necesario respetar su originalidad, procurando que se integren más plenamente a la estructura originaria que se da en la diócesis. A la vez, es fundamental que la comunidad diocesana acoja la riqueza espiritual y apostólica de los movimientos, sabiendo que, los éstos deben mantener su especificidad, pero dentro de una profunda unidad con la Iglesia particular, no sólo de fe sino de acción (Aparecida 311 - 313).

En la Iglesia particular acontece la totalidad de la riqueza, dones y carismas de la Iglesia universal, tanto así, que en cada uno de los movimientos apostólicos de la comunidad parroquial se hace presente la gracia del Espíritu Santo, que anima la misión, nos vincula en la comunión eclesial y fortalece los lazos de la participación en la tarea evangelizadora. Con todo esto, se acrecienta la responsabilidad en nosotros, como discípulos y misioneros, de re-descubrir de la fe en el ambiente parroquial, donde quiera que cada uno, según el carisma dado por la acción del Santo Espíritu, desempeñe su labor evangelizadora.

Es en esta porción del pueblo de Dios, llamada Diócesis de Ocaña, donde ofrecemos al Todopoderoso lo poco que tenemos: nuestra debilidades y limitaciones; pero también nuestra voluntad de trabajar como obreros perseverantes con el deseo profundo de mantenernos firmes en la tarea que el mismo Salvador nos encomendó: “Id por todo el mundo y hacer discípulos míos.” (Mt. 28,19).

Estos días de visita pastoral son en verdad un tiempo de gracia y de bendición para las diversas estructuras de la comunidad parroquial, para sus fieles y sus ministros; es nuestro deber, por tanto, acompañar con la oración y mantener el espíritu humano abierto a la gracia que el Espíritu divino quiera suscitar.

SEMANA SANTA


El misterio pascual: Pasión, Muerte y Resurrección del Señor, actualizado año tras año en lo que conocemos como Semana Santa o Mayor, se convierte para los hombres y mujeres, miembros de la verdadera Iglesia de Cristo (Mt. 16,18), en un tiempo de gracia y de salvación.

No es sólo la semana de descanso o las primeras mini-vacaciones del año; más que esas equívocas definiciones, la Semana Santa es “la celebración de la fiesta cristiana, pero no con levadura vieja, la de la maldad y perversidad, sino con los panes pascuales de la sinceridad y la verdad” (1 Cor. 5,8), es la profundización en el encuentro con Dios, consigo mismo y con los demás.

De manera especial se motivará, en este tiempo de gracia y de salvación, a los fieles cristianos católicos y a todos los hombres y mujeres de buen corazón, a redescubrir la fe en el encuentro con Jesucristo vivo. Una experiencia que se halla en la actualización del evento redentor en nuestras vidas, mediante los encuentros litúrgicos y las diferentes manifestaciones de la religiosidad popular que la Iglesia Cristiana Católica permite vivir.

Son muchos los motivos que mueven al verdadero cristiano a encontrarse, en la intimidad, con el Dios de la Redención y de la feliz Resurrección; son encuentros personales que se hacen comunitarios cuando se acepta al hermano necesitado; son momentos de reflexión y, sobre todo, de búsqueda continua de la Luz perenne, mediante la metodología: Pasión, Muerte y Resurrección.

Por todo esto se hace obligatorio saber que no hay felicidad sin sufrimiento, ni mucho menos hay Resurrección sin antes haber pasado por la cruz; así como no existirá en la espiritualidad cristiana el verdadero gozo en Cristo sin antes haber asociado el sufrimiento humano a la Pasión, Muerte y Resurrección de Aquél que tiene Palabras de Vida Eterna: Jesucristo, Señor nuestro. No es condicionar la relación del hombre con Dios a través de eventos efervescentes, es más bien redescubrir, bajo los parámetros religiosos y eclesiales, la necesidad de sentir el peso del pecado, convertir el corazón de piedra en un corazón de carne semejante al corazón de Cristo y buscar la reconciliación plena con Dios y el prójimo.

Así pues, siendo instrumentos del evento Cristo, es responsabilidad de los dirigentes familiares, religiosos, políticos y demás entes sociales de San Alberto, abrir espacios concretos donde se haga operante la verdadera espiritualidad cristiana. Que los miembros de la única Iglesia de Cristo tengan la valentía de acercarse al templo parroquial más cercano a celebrar con un corazón limpio, mediante el Sacramento de la Confesión, el acontecimiento que los sacó de las tinieblas a la Luz admirable, los hace discípulos y misioneros de la Verdad; sin desconocer, además, que es obligación espiritual manifestar la fe que se heredó mediante el testimonio escrito de los Apóstoles y el dinamismo de la tradición eclesial.

En la medida en que el verdadero cristiano sepa vivir estos días de gracia y de salvación a profundidad, no sólo enriquece su espiritualidad, sino que se hace antorcha encendida para quienes lo rodean. Por eso, todos afectuosamente invitados en Cristo Jesús, a ser testigos del amor del Redentor por el género humano en la vivencia profunda del Triduo Pascual, para seguir dando respuesta al compromiso de ser hombres y mujeres de Cristo, comprometidos con la misión.

viernes, 23 de abril de 2010

Pastoral catequética


META:
•Dar a conocer a los catequistas las Líneas generales de la iniciación cristiana que plantea la Conferencia Episcopal.
•Apoyar en la formación de los catequistas en la Escuela del Spac.
•Continuar el acompañamiento y convivencias con los catequistas.

¿Qué hacer?
Fortalecer el grupo de catequistas actual de la parroquia en la formación permanente.

¿Cómo hacerlo?
* Conociendo la realidad parroquial en cuanto a los sacramentos.
* Unificando los criterios de un proyecto de catequesis parroquial.
* Acompañando a los catequistas en la educación cristiana.

¿Qué acciones concretas vamos a realizar este año?

Actividades Fecha Responsables
Formación de los catequistas Dommingos Hna. Cristina
Retiros espirituales Periódicamente Párroco y Hna.Cristina
Convivencia 19 de sept. Párroco y coordinadora
Catequesis primera comunión Sábados 3:00 pm Catequistas
Catequesis confirmación Domingos 8:00 am Catequistas

Pastoral Juvenil


META:
•Convocación y fortalecimiento del Movimiento Juvenil parroquial “Shema Joven” como espacio de Reencuentro con la Fe en Jesucristo Vivo.

¿Qué hacer?
Fortalecer el grupo juvenil actual en la participación de los niños en la construcción de la sociedad.
¿Cómo hacerlo?.
* Conociendo la realidad de nuestras juventud parroquial
* Unificando los criterios de un proyecto juvenil parroquial.
* Acompañando a los jóvenes en la educación cristiana

¿Qué acciones concretas vamos a realizar este año?
Actividades Fecha Responsables
Encuentro Juvenil Sábados 7:30 pm P. Angel, Richard Arévalo
Animación Litúrgica Domingo 7:00 pm Comité
Proyección pastoral Cada mes Comité
Misión parroquial Diciembre P. Manuel

jueves, 22 de abril de 2010

MARIA, DISCÍPULA Y MISIONERA


La Bienaventurada Virgen María por su fe (Lc. 1,45) y obediencia a la voluntad de Dios (Lc. 1,38), así como por su constante meditación de la Palabra y de las acciones de Jesús (Lc. 2, 19.51) es la discípula mas perfecta del Señor. Interlocutora del Padre en su proyecto de enviar su Verbo al mundo para la salvación humana, María, con su fe, llega a ser el primer miembro de la comunidad de los creyentes en Cristo, y también se hace colaboradora en el renacimiento espiritual de los discípulos.

La Virgen de Nazaret, nos da testimonio de misión, pues tuvo una tarea única en la historia de salvación, concibiendo, educando y acompañado a su Hijo hasta su sacrificio definitivo. Desde la cruz, Jesucristo confió a sus discípulos, representados por Juan, el don de la maternidad de María, que brota directamente de la hora pascual de Cristo: “Y desde aquel momento el discípulo la recibió como suya” (Jn 19,27). Perseverando junto a los apóstoles a la espera del Espíritu (cf. Hch 1, 13-14), cooperó con el nacimiento de la Iglesia misionera, imprimiéndole un sello mariano que la identifica hondamente. Como Madre de tantos, fortalece los vínculos fraternos entre todos, alienta a la reconciliación y el perdón, y ayuda a que los discípulos de Jesucristo se experimenten como una familia, la familia de Dios.

María es la gran misionera, continuadora de la misión de su Hijo y formadora de misioneros. Ella, así como dio a luz al Salvador del mundo, ha ido fortaleciendo el Evangelio en nuestra Diócesis. En el acontecimiento de la montaña de torcoroma, sucedido hace 299 años, presidió el Pentecostés que nos abrió a los dones del Espíritu. Desde entonces, son incontables las comunidades que han encontrado en Ella la inspiración más cercana para aprender cómo ser discípulos y misioneros de Jesús. Con gozo, constatamos que se ha hecho parte del caminar de cada uno de nuestros pueblos, entrando profundamente en el tejido de su historia y acogiendo los rasgos más nobles y significativos de su gente.

Confiamos esta labor misionera al abrigo protector de la Virgen madre, pues somos conocedores que en María, nos encontramos con Cristo, con el Padre y el Espíritu Santo, como asimismo con los hermanos (Aparecida 266 - 272).

LA VISITA DE NUESTRO PASTOR


Los obispos por institución divina son los sucesores de los apóstoles y en virtud del Espíritu Santo recibido especialmente por la consagración episcopal, son designados pastores de la Iglesia. Así, por esta consagración episcopal, el obispo adquiere la obligación de pastorear a la comunidad diocesana. Para ello es necesario el conocimiento cercano y profundo de la realidad eclesial que se le ha encomendado. Precisamente, uno de los medios más singulares que permite al obispo el conocimiento directo de la diócesis es la visita pastoral.

Según el Directorio para el Ministerio pastoral de los Obispos, "la visita pastoral es uno de los modos, ciertamente singular, por el que el Obispo cultiva el encuentro personal con el clero y demás fieles del pueblo de Dios, para que los conozca y dirija, los exhorte a una vida de fe y de práctica cristiana, así como para que vea de cerca y valore en su real eficacia las estructuras e instrumentos destinados a su servicio pastoral (n. 166). El objetivo principal de la visita pastoral es "el encuentro del Obispo con las personas, es decir, con el clero, los religiosos y los laicos: todos los actos de la visita deben orientarse hacia este fin" (nº 168).

Según lo mencionado en el Código de Derecho Canónico: la Iglesia pide a los Obispos que hagan la Visita Pastoral a todas las comunidades cristianas y a las instituciones católicas: "El Obispo tiene la obligación de visitar la diócesis cada año total o parcialmente, de modo que al menos cada cinco años visite la diócesis entera, personalmente o, si se encuentra legítimamente impedido, por medio del Vicario general o de otro presbítero. El obispo puede elegir a los clérigos que desee para que le acompañen y ayuden en la visita" (CIC 396).

Siendo función del señor Obispo enseñar, guiar y acompañar a todos los bautizados que viven en el territorio de su diócesis; SER Monseñor Jorge Enrique Lozano Zafra visita todas las comunidades parroquiales para velar por su buen funcionamiento, para tener un encuentro más cercano con los fieles y, sobre todo, para animar y motivar la vivencia del Evangelio, incrementando la vida cristiana de las comunidades. En nuestra comunidad parroquial, San Alberto magno, éste tiempo de gracia y de bendición será propicio para re-descubrir nuestra fe en el encuentro con Jesucristo vivo, motivados por nuestro Obispo, signo visible de comunión eclesial para nuestra iglesia particular.

Ocaña, Nuestra Diócesis


Historia

La creación de la Diócesis de Ocaña se le debe en primera estancia al señor Simón y Rodenas, quien quedó prendado de la piedad de los ocañeros y la filial devoción hacia la reina universal bajo la advocación de Nuestra Señora de Torcoroma. Uniéndose al prelado de Riohacha acordaron tratar con la Santa Sede sobre dicha creación.

Ésta se hizo realidad en octubre de 1962, habiendo pasado cinco años de estudio y petición de algunos Obispos y sacerdotes de esa época como fueron: Monseñor Botero Álvarez (Arzobispo de Pamplona) y Don Norberto Forero y García (Obispo de Santa Marta) y los sacerdotes Luis Antonio García, Monseñor Heriberto Martínez Molina, Mons. Pedro Antonio Navarro Graciano, Efraín Franco y los doctores Carlos Hernández Yaruro, Aurelio Carvajalino Cabrales, Rafael Sarmiento Figueroa, Juan Manuel Duque Carvajalino, Juan Romano Marún y el apoyo incondicional del Vicario Mons. Daniel Sánchez Chica y el Señor Paolo Bértoli, Nuncio Apostólico en aquella época, y del Señor Gobernador Gonzalo Rivera Laguado.

Todos ellos apoyaron al Padre García quien fuera el abanderado de dicho proyecto. Él directamente habló con el Papa Juan XXIII en su estadía en Roma; y gracias a esto se creo en Ocaña la Diócesis, siendo su primer Obispo Mons. Rafael Sarmiento Peralta.

Mons. Sarmiento Peralta se posesionó el 12 de febrero de 1963 y estuvo hasta el 27 de julio de 1972. Durante este tiempo se impulso enormemente la Diócesis, se construyó la casa de Retiros de Villa María, fueron creadas las parroquias de Guamalito, Monte Carmelo en Convención y parroquia de Fátima esta última regentada por los padres Montfortianos.

Mons. Sarmiento Peralta fue trasladado como primer Obispo de Neiva siendo su sucesor Mons. Ignacio Gómez Aristizabal el 27 de julio de 1972. Llegó a Ocaña el 19 de octubre del mismo año y tomó posesión el 20 de octubre, siendo Obispo hasta el 10 de octubre de 1992 cuando él anuncia su nombramiento como Arzobispo de Santa Fe de Antioquia.

En este periodo se crearon las emisoras de Radio Catatumbo y la voz de Aguachica, se fundó el Seminario Mayor en las antiguas instalaciones de Villa María y el Seminario Menor Juan Pablo II en San Calixto, Norte de Santander. Se creó la Cooperativa Integral de Servicios Campesinos (Coopservir LTDA), así como las siguientes parroquias: San Pablo, San Alberto Magno, Pueblo Nuevo, San Rafael, María Madre de la Iglesia, San Vicente de Paúl, Inmaculada Concepción, Sagrado Corazón de Jesús y la casi parroquia de San Antonio.

Quedando como Administrador diocesano Mons. José Estanislao Salazar Mora hasta el 5 de agosto de 1993, que llega Mons. Jorge Enrique Lozano Zafra como nuevo Obispo de la Diócesis de Ocaña.

En la actualidad la Diócesis cuenta con estas nuevas parroquias: Espíritu Santo, María Auxiliadora, María Madre de la Iglesia, Divino Niño, San Francisco de Asís, Sagrada Familia, San Simón Stock, Beato Juan XXIII y San Juan Eudes.

Excelentísimo Monseñor Jorge Enrique Lozano Zafra, Obispo.